viernes, 13 de junio de 2008

TRIBUTACIÓN LÚDICA


Como en el fabuloso cuento de Borges, "La lotería de Babilonia", muchas sociedades en el mundo girán en torno a la lotería, piénsese sino en el "Gordo" de España o en las grandes loterías estaduales en EEUU, que significan un fabulosa fuente de ingresos para el fisco, ¿para pensarlo, no?. Aquí in interesante post de un ideólogo liberal como John Cobin.


LA LOTERIA ES EL MEJOR IMPUESTO POR JOHN COBIN *

La lotería del estado es una de aquellas cosas que dividen a los hombres de buena voluntad sobre el derecho político y social. Por ejemplo, el programa del Partido de la Constitución dice: "El juego promueve el aumento del crimen, la destrucción de los valores familiares, y un deterioro en la fibra moral de nuestro país. Estamos opuestos al apoyo, el involucramiento, o la promoción del juego por parte del gobierno tales como loterías, o el subsidio de casinos Nativos Americanos en nombre del desarrollo económico." De manera contraria, una política de lotería estatal es algo refrescante para muchos libertarios.
¿Por qué les gusta la lotería a los libertarios? No tiene que ver nada con la moralidad del juego, pero sí tiene mucho que ver con la naturaleza y propiedad del impuesto. Sí, la lotería es un impuesto. La lotería financia funciones del gobierno civil así como lo hacen los impuestos coercitivos. La diferencia es que las loterías son voluntarias – a diferencia de cualquier otra fuente significativa de impuestos. De hecho, gente entusiasta y ávida se apura para jugar la lotería. Recientemente le hablé al director de la Lotería de Carolina del Sur. Declaró que durante un reciente juego extraordinario con un premio de $ 100+millones, las ventas excedieron los 15,000 billetes por hora – un ritmo más rápido que la velocidad en que los billetes son impresos. ¿Puede pensar en cualquier otro impuesto en el que la gente corre para pagar? En contraste, el estado le arranca el dinero a la gente imponiendo gravámenes a los ingresos, las ventas, la gasolina, la propiedad inmobiliaria, los artículos suntuarios, y varios "pecados," junto el requerimiento de licencias, permisos, cuotas de registro y multas de tránsito, todas las cuales van al presupuesto general del estado. Luego el estado reparte mezquinos beneficios de beneficencia, pero el recibir estos beneficios de ninguna manera está más cerca de lo estimulante que cuando se tiene al camarógrafo de la estación de televisión enfrente de su casa. De alguna manera, comprar una pila de billetes de lotería (si bien es cierto con una remota posibilidad de ganar) es mucho más divertido que "contribuir" con el 12.4% de sus ganancias para el "programa" de Seguridad Social. Las posibilidades de ganar la lotería probablemente son mayores que las oportunidades que tiene un hombre joven de cobrar alguna vez el cheque de la Seguridad Social.
Enfrentémoslo: la lotería del estado es un "impuesto estúpido." Igual que otras "empresas públicas" monopolizadas, la lotería no produce el producto de alta calidad, de bajo precio, innovador y amistoso con el consumidor que se ofrecería en un mercado libre.
Por ejemplo, los casinos de Las Vegas y de Atlantic City compiten por publicitar los pagos más altos (e.g., máquinas tragamonedas que pagan 98.3% en un casino versus el pago de solamente un 97.8% en los otros), y la gente acude en masa para consumir los servicios que se proveen. El pago de la Lotería de Carolina del Sur es de un mísero 58% - más bien precario si se compara con Las Vegas. De allí que uno podría plantear el caso de que jugar la lotería del estado es una búsqueda por parte de gente necia e ignorante.
Claro que no todos los jugadores de lotería son imbéciles o idiotas. Por ejemplo, mi cuñado una vez declaró que – como Calvinista – él solo necesita comprar un billete. Si Dios quiere que gane el gordo de la lotería, solo se necesita un billete. Quizá uno podría argumentar que la tesis Calvinista de la lotería provee un fundamento para que una persona compre cinco billetes de lotería, de $ 1 cada uno, al año. El costo de oportunidad impuesto sobre la familia por comprar estos billetes corresponde a ordenar una pizza mediana en lugar de ordenar una grande – no es algo que inquiete tanto. Yo decido no jugar la lotería, no tanto por motivos de escrúpulos, sino porque no quiero pagar el Impuesto Estúpido. No obstante, tales decisiones debiesen dejarse a la libertad de conciencia de cada individuo.
Ahora, alguien argumentará de que estoy olvidando el hecho de que el juego es un mal social y que respalda instituciones infames. Estoy de acuerdo, al menos en términos del juego excesivo. Sin embargo, en lo que concierne a mi cuñado, no estoy convencido de que su gasto anual de $ 5 tenga algunas implicaciones morales más que una libra o dos menos en su circunferencia de cintura por comer un poco menos de pizza. También tendría que estar de acuerdo con el hecho de que el estado es la institución más infame en nuestro mundo, y mucho peor que cualquier familia de la Mafia en Atlantic City. ¿Pero, por qué debiesen las ramificaciones morales de la lotería bloquear su apoyo como un esquema voluntario de impuestos?
La Biblia dice que "la riqueza del pecador está guardada para el justo" (Proverbios 13:22) y "el que es inmundo, sea inmundo todavía" (Apoc. 22:11). Yo prefiero que la gente obtusa salga disparada a pagar un Impuesto Estúpido voluntario cualquier día versus tener una organización estatal del crimen que me bombardee con políticas de extorsión. Alguien tiene que pagar por el gobierno limitado que deseamos. ¿Por qué no dejar que el gobierno se financie por medio de impuestos voluntarios como las loterías? De hecho, estoy dispuesto a aventurarme y requerir una revocación general de todos los impuestos a los ingresos, las ventas y la propiedad privada, reemplazándolos en su lugar con loterías. Esa idea debiese al menos captar la atención de los miembros más celosos del Partido de la Constitución, ¡junto con todos los libertarios!
Un último punto práctico tiene que ver con la Beca de Vida de Carolina del Sur y los programas de Becas a Alumnos de Piedmont, que son financiados por medio de la lotería.
Estos son subsidios educacionales que son financiados en un 100% por medio de impuestos voluntarios. Algunos de mis lectores regulares podrían sorprenderse de que no veo ningún problema moral con tomar tales subsidios. He argumentado en mi libro La Biblia y el Gobierno: La Política Pública desde una Perspectiva Cristiana, que es erróneo y pecaminoso para los Cristianos o para todos aquellos que aman la libertad tomar cualquier beneficio estatal de beneficencia que se fundamente en una política proactiva. Hacer eso lo hace a uno cómplice de recibir fondos robados y de hecho le está robando a gente inocente.
Sin embargo, la lotería estatal es categóricamente diferente a la beneficencia porque no hay extorsión, de modo que no hay fondos que sean fruto del hurto. No hay un papel de Robin Hood, el de robarle a un grupo para darle a otro. Además, la política total no parece ser proactiva, sino más bien un medio para que el estado rellene sus cofres y para que los políticos recojan votos. El esquema total de la lotería se caracteriza mejor como una política de provisión poco eficiente. Los subsidios educacionales son un medio para hacer que los votantes estén felices, creando empleos del gobierno para "impulsar" la economía, y un medio para que el estado se libere de una pequeña porción del botín. (Los costos de administración de la lotería oscilan entre un 12% y un 30% de los ingresos por fondos de becas – o se deslizan hacia los cofres del estado – y se paga un 58% en premios.) De modo que, si no tiene escrúpulos con respecto a usar "las empresas públicas" como las bibliotecas públicas o los parques estatales, entonces, permitir que el ignorante financie el desarrollo intelectual de su familia no debiese ser algo problemático. Un programa financiado por la lotería no es moralmente repugnante, como lo es la política de beneficencia proactiva y orientada a la re-distribución.

En ciertas circunstancias raras o poco usuales las becas financiadas por la lotería representan un dilema moral. Cuando el número de estudiantes a quienes se les asigna el recibir dinero de la lotería en un año dado sobrepasa las entradas de la lotería disponibles para financiar sus becas correspondientes, el faltante debe ser cubierto por el presupuesto general del estado. Así que, le correspondería a esa persona confirmar que no existen tales circunstancias poco usuales antes de hacer la solicitud. ¿Tiene usted hijos que desean asistir a la escuela en Carolina del Sur y que tienen la perspectiva de ir a la universidad? No tenga temor de tomar lo que los pecadores han acumulado voluntariamente para su familia. Y mientras esté en ello, de manera entusiasta apoye la política de la lotería estatal – el gran Impuesto Estúpido. Los "pecadores" que se permiten de manera indulgente participar en ello terminarán pagando algo de los gastos del gobierno. Un día puede ser que seamos capaces de reemplazar nuestro sistema de impuestos basado en extorsión con uno que utilice loterías de manera puramente voluntaria.