EXCLUSIVO
Por Romina Mella y Gustavo Gorriti /
IDL-Reporteros.-
Fotos centrales: Víctor Ch. Vargas / Caretas.-
(Esta es una publicación conjunta de IDL-Reporteros y la revista Caretas)
Fotos centrales: Víctor Ch. Vargas / Caretas.-
(Esta es una publicación conjunta de IDL-Reporteros y la revista Caretas)
Los
archivos de Falciani
Entre las casi 130 cuentas de clientes peruanos del
HSBC en Suiza que recibió IDL-Reporteros, había varios nombres
conocidos, casi todos de empresarios.
Pero un nombre resaltó de
inmediato: Javier Pérez de Cuéllar. ¿Qué hacía ahí el ex secretario general de las
Naciones Unidas, ex primer ministro y, antes, candidato presidencial? A lo
largo de una carrera de varias decenas de años, Pérez de Cuéllar desarrolló con
justicia una reputación de diplomático eminente, pero nunca como empresario.
Sin embargo, ahí estaba, inequívoca en el archivo
de Falciani, la relación de cuentas:
La primera, según el archivo, fue
abierta el 26 de noviembre de 1990 y cerrada en enero del 2002. Era una cuenta mancomunada de
Pérez de Cuéllar con su esposa, Marcela Temple. Otra persona aparecía
vinculada: el diplomático turco Mehmet Ulkumen, que fuera jefe de protocolo de
las Naciones Unidas en Ginebra durante la gestión de Pérez de Cuéllar.
Embajador Javier Pérez de Cuéllar.
Hay un dato de importancia con
esta cuenta. Fue
abierta en el entonces Republic National Bank of New York, que pertenecía a
la corporación dirigida por el banquero Edmond Safra, quien fue muy amigo
de Pérez de Cuéllar, como lo fue la esposa de aquel, Lily Safra, con Marcela
Temple.
Cuando Pérez de Cuéllar terminó su gestión como
secretario general de la ONU, pasó a ser uno de los directores de ese banco.
Edmond Safra murió trágicamente en diciembre de 1999 y su banco, el Republic
National Bank fue adquirido por el HSBC. De manera que Pérez de Cuéllar
abrió la cuenta en un banco y cerró esa misma cuenta en otro.
La segunda cuenta fue abierta en
1992, también en el entonces Republic National Bank. Ahí el único titular fue Javier
Pérez de Cuéllar, aunque hubo dos personas vinculadas con la cuenta: el turco
Mehmet Ulkumen y Carmen Elizabeth Sa Hasbun. La cuenta fue cerrada en
octubre de 2001 y no quedaron registros de montos ni transacciones.
Meses antes de que Pérez de Cuéllar cerrara esa
cuenta, en junio de 2001, su esposa Marcela Temple y la hija de esta,
Marcela Ganoza, abrieron una cuenta cifrada en el HSBC, que hasta el 2007
había realizado varios depósitos.
IDL-R contactó en Londres a Marcela Ganoza.
Ella sostuvo que la cuenta, si existiera, estaba en orden y formaba parte de su
vida privada.
En 1996, según los archivos sustraídos por Hervé
Falciani, la fundación Children Action, con sede en Ginebra, abrió una
cuenta en el HSBC en la que Javier Pérez de Cuéllar aparece como “beneficial
owner”, es decir como persona con poderes para manejar y usufructuar la
cuenta. De acuerdo con los documentos mencionados, esa cuenta tuvo un monto
máximo de cerca de 9 millones de dólares antes del 2007. La misma cuenta
listaba a otras cuatro personas como ‘beneficial owners’. Todos eran
miembros de la Fundación.
Verificaciones
El asunto era realmente intrigante y exigía
verificarlo. El ilustre diplomático parecía fuera de lugar en la opulenta pero
poco recomendable compañía, que incluía a traficantes de armas y diamantes,
lavadores de dinero.
En el proceso de verificación de IDL-Reporteros
hubo cosas sorprendentes desde el principio. El diplomático turco, Mehmet
Ulkumen fue contactado por IDL-R la semana pasada. Ya jubilado, Ulkumen
fue ubicado en Ginebra y pareció genuinamente sorprendido por la información.
“Esto debe ser un error” dijo Ulkumen, “… debe ser
una confusión. […] Nunca he tenido una cuenta en el HSBC […] Pérez de Cuéllar
fue mi jefe en las Naciones Unidas, pero nunca he tenido una con él, ni
negocios con él”. Después de esa conversación, Ulkumen no respondió más
llamadas.
Edmond
Safra. (Foto: Edmond J. Safra Philanthropic Foundation)
La fundación Children Action reaccionó en
forma mucho más enfática a través de su directora Stéphanie Kolly. “El señor
Pérez de Cuéllar no puede aparecer como dueño de la cuenta de Children Action
en la HSBC porque simplemente no lo es” escribió Kolly en el primero de dos
correos electrónicos. “Esta cuenta pertenece solamente a la Fundación […] el
señor Pérez de Cuéllar nunca estuvo involucrado en las finanzas de Children
Action […] Puede que su nombre haya aparecido en la lista robada del HSBC como
cada otro miembro del directorio de la Fundación o sus miembros honorarios”.
En su segunda comunicación, el martes 10, Kolly
precisó aún más la relación con Pérez de Cuéllar, quien, según ella “no fue
siquiera firmante de la cuenta de la HSBC ni de ninguna otra cuenta de la
Fundación”. Fue miembro del directorio desde 1994 hasta el dos mil, luego,
de acuerdo con Kolly, fue solo un miembro honorario “como todos los ex
directores”.
Solo quedaba aclararlo con el propio ex secretario
general de las Naciones Unidas.
Entrevista
exclusiva con Javier Pérez de Cuéllar
Martes 10 en la tarde. La casa de
Javier Pérez de Cuéllar en San Isidro se siente apacible pese al vivo tráfico
de afuera. A sus 95 años de vida, Pérez de Cuéllar luce frágil, de voz apagada y
memoria crecientemente selectiva. Pero conserva intacto un vivo y rápido
sentido del humor. Lo acompaña su hija Cristina, que ha llegado de Portugal
para acompañarlo; y también Violeta de la Colina, su asistente por casi 20
años.
Los últimos dos años no han sido
fáciles para el ex secretario general de la ONU. En julio del 2013 murió su
esposa Marcela Temple. Meses después se inició una controversia con su familia
política por asuntos de herencia, que ha terminado en confrontación de
abogados, que puede derivar, o no, en litigio: Enrique Ghersi representa a los
Ganoza, mientras Guillermo Lohmann es el abogado de Pérez de Cuéllar.
IDL-Reporteros había contactado desde hace
varios días a los Pérez de Cuéllar. Tanto Cristina como Violeta de la Colina
escucharon con sorpresa las novedades de los archivos de Falciani y se
apresuraron en averiguar. Cristina Pérez de Cuéllar contactó a la
funcionaria que ve la cuenta que el ex embajador tiene en París, en el HSBC,
hace varios años. La funcionaria, dice Cristina, solo le dijo que las cuentas
estaban cerradas y que no tenía porqué declarar a la prensa.
Con el retrato del Gabinete del presidente Valentín Panigua, del que él
fue Primer Ministro.
Violeta de la Colina aseguró desde el primer día que durante todos los
años que trabajó con Pérez de Cuéllar, administrando también sus cuentas, nunca
supo de la existencia de alguna en Suiza. De todos modos, de la Colina contactó
la semana pasada a la asistenta que tuvo Pérez de Cuéllar en Paris: Jocelin
Pozzi-Escot y esta tampoco supo nada, pero ayudó a proseguir con la
averiguación.
Pérez de Cuéllar, a su turno, no guarda ningún recuerdo sobre ese tema,
pero añade que: “Yo jamás hubiera podido ser eso de ‘beneficial owner’.
Es muy peligroso. Es algo que no está en mi temperamento… yo soy ‘owner’
de muy pocas cosas”.
El embajador tampoco recordó haber tenido las otras dos cuentas en
Suiza.
Por más que las memorias puedan escurrirse como arena entre los dedos en
el crepúsculo de la vida, los datos concurrentes en la verificación no dan
hasta ahora ninguna evidencia de que Pérez de Cuéllar haya tenido algo que ver
con el manejo de las cuentas de la Fundación Children Action. Y las
otras dos fueron cerradas hace muchos años.
El caso
del falso embajador
Extrañamente para una persona de 95 años, el pasado no es problema pero
sí el presente. Además de las controversias familiares, a Pérez de Cuéllar le
ronda la sombra de un falso embajador.
En efecto desde el 2007, una persona con impecable imitación de voz ha
llamado en muchas ocasiones a millonarios conocidos de Pérez de Cuéllar,
haciéndose pasar por él, para pedirles una ‘contribución urgente’ para salvar a
algún niño enfermo que resulta tan real como un billete de trece soles. El
estafador ha intentado sacarle plata a gente tan diversa como Carlos Slim, Lily
Safra, Ricardo Salinas, Alfredo Harp Helú. La semana pasada intentó estafar a
la editorial Navarrete con el cuento de salvar a una niña con cardiopatía en
peligro inminente.
Mientras el verdadero Pérez de Cuéllar vive en reposo, entre libros y
cuadros que la vista conoce y a veces adivina, el falso Pérez de Cuéllar ronda
los teléfonos de la suites ejecutivas donde anida más ingenuidad de lo que
parece, la suficiente como para que el estafador pueda abrir, ese sí, una
cuenta en el HSBC.