miércoles, 22 de octubre de 2008

¿ Y LAS AFPs EN EL PERÚ?


Acostumbrados como estamos a las usuales estupideces que escribe Aldo Mariátegui, hay sin embargo, a veces, vestigios para la razón. Como el siguiente párrafo que publica hoy en su columna del diario correo:
"Ciertamente, las AFP son perfectibles. Ciertamente deberían hace rato atar sus comisiones a sus éxitos y fracasos (y la SBS de Tam y Masías se pasa de candelejona al respecto). Ciertamente hubo un sofisticado engaño técnico por años -que confieso me tragué de idiota- cuando se alegaba que las comisiones no podían bajar más, algo a lo que se prestó sistemáticamente el actual viceministro de Economía, Eduardo Morón, para su baldón- lo que se demostró que era falso cuando entró Prima y se compitió de verdad. "

ARGENTINA:CHAO AFPs


La presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, presentó el proyecto de ley del gobierno para eliminar el régimen de jubilación privada de las administradoras de fondos de jubilaciones y pensiones (AFJP) y unificar la seguridad social en un único régimen previsional público. "Venimos a dar nacimiento al sistema previsional argentino, un sistema de reparto, de base solidaria y de administración estatal" denominado Sistema Previsional Argentino, anunció el titular de la Administración Nacional de Seguridad Social (ANSES), Amado Boudou.


--------------------------------------------------------------------------------
El proyecto gubernamental da "por terminado el experimento fracasado del régimen de capitalización en Argentina", aseguró Boudou en el acto realizado en una enorme tienda armada en la sede de la ANSES en Buenos Aires para albergar a los cientos de invitados, entre ellos gobernadores, funcionarios, sindicalistas, jubilados y trabajadores.

El nuevo sistema reconocerá los aportes realizados por los trabajadores al sistema privado y se hará cargo de las jubilaciones que pagan actualmente las AFJP. Boudou aseguró que "el único objetivo es rescatar a los futuros jubilados de la incertidumbre y a los que ya tienen una jubilación del régimen de capitalización".

La presidenta defendió la iniciativa, al afirmar que "sostener el trabajo, las jubilaciones y las pensiones es sostener la economía. La Constitución dice que debemos garantizar las jubilaciones". "Estamos adoptando esta decisión en un contexto internacional donde los principales Estados del G-8 y del no G-8 están adoptando una política de protección hacia bancos, en este caso nosotros hacia nuestros jubilados y nuestros trabajadores", destacó Fernández de Kirchner.

El proyecto fue enviado al Congreso para su aprobación, donde la oposición ya anticipó que presentará debate. Por eso, Fernández de Kirchner instó a los legisladores a "repensar qué modelo y qué país les planteamos a las futuras generaciones". "Sé que van a haber muchas presiones" porque hay mucho dinero en juego, anticipó. Los analistas advirtieron además que podría haber una ola de juicios contra el Estado.

La Bolsa de Comercio de Buenos Aires se derrumbó casi un once por ciento en una primera reacción de los mercados a la iniciativa. La estatización del sistema privado de capitalización, vigente desde hace 14 años, le permitirá al gobierno recaudar los aportes de los cerca de 3,6 millones de trabajadores afiliados a las AFJP por unos 15.000 millones de pesos (unos 4.630 millones de dólares) anuales.

El Estado manejará asimismo los fondos acumulados estos años por los afiliados en sus cuentas y que fueron invertidos por las AFJP, una capitalización estimada en cerca de 97.000 millones de pesos (casi 30.000 millones de dólares).

Las administradoras pagan en estos momentos unas 450.000 jubilaciones, aunque gran parte de los fondos para estos retiros son aportados por el Estado, unos 4.000 millones de pesos, debido a que los trabajadores hicieron gran parte de sus aportes previsionales al fisco ya que antes de 1994 no existía el sistema privado.

La nueva medida fue adoptada ante la fuerte caída de la rentabilidad de las administradoras en los últimos meses, que se agravó en septiembre en el marco de la crisis financiera internacional y arrojó un resultado negativo de 2,25 por ciento.

Según los especialistas, con la actual reducción de la rentabilidad que registraron las AFJP, el haber previsional público sería superior al del régimen privado, por lo cual los futuros jubilados se verían favorecidos con el cambio, aunque los resultados podrían variar según los comportamientos del mercado financiero.

El proyecto le asegura asimismo al Estado la inyección de grandes sumas de dinero a través de la recaudación de los aportes previsionales que antes iban a las entidades privadas, que incrementarán el superávit fiscal primario, además de la capitalización ahorrada en los últimos 14 años.

El gobierno ya apela a la recaudación del sistema de previsión social para financiar sus compromisos de deuda, al tomar esos fondos a cambio de Letras (bonos). Actualmente, la ANSES tiene colocados 6.350 millones de pesos en Letras de la Tesorería.

En tanto, una parte importante de los activos de las AFJP fue invertida en bonos del Estado argentino, por lo cual de aprobarse el proyecto de ley el gobierno se evitará la cancelación de los mismos. "Creo que los partidos populares y democráticos, aquellos que creemos en el Estado, aquellos que hemos dado muestras concretas del rol que tiene que cumplir el Estado vamos a acordar que estamos ante un verdadero cambio estructural y de defensa de nuestros jubilados y pensionados", argumentó la presidenta argentina.

Renovó asimismo su apoyo a la intervención del Estado en la economía, más en el marco de una crisis internacional. "Estamos ante un final de época a nivel mundial y esto que estamos haciendo hoy aquí es una decisión estratégica", aseguró. "Allí están los Estados para hacerse cargo de políticas que pueden ser calificadas de erróneas pero que yo me atrevo a calificarlas de políticas de saqueo", señaló.

Sectores de la oposición cuestionaron el proyecto oficial. La líder de la opositora Coalición Cívica, Elisa Carrió, denunció que el objetivo del gobierno al anular las jubilaciones privadas "no es mejorar el sistema jubilatorio", sino "saquear los fondos de los jubilados" a fin de "pagar deuda o hacer caja para las elecciones del año que viene". "Una cosa es ir a una reforma previsional seria, con sistema único, y otra cosa es usar esa excusa para apoderarse de los fondos", afirmó, y advirtió: "El problema será a fin del año que viene cuando no habrá caja, ni ANSES, ni AFJP para sustentar el sistema previsional".

En tanto, el defensor del Pueblo de la nación, Eduardo Mondino, se mostró de acuerdo con ir hacia un sistema de jubilaciones público, pero advirtió que "transferir esos fondos a la ANSES es como poner un zorro adentro de un gallinero". "La transferencia tiene que ser por consenso, con la participación de todos los ciudadanos que aportaron durante años. El Congreso debería establecer un mecanismo de control para fiscalizar y limitar el uso y el destino de esos fondos", indicó Mondino.

Para evitar suspicacias y las versiones acerca de que el dinero previsional sería destinado al pago de la deuda pública y otros fines no identificados, el titular de la ANSES anunció que se creará una comisión parlamentaria bicameral para supervisar la administración de los fondos previsionales.

En tanto, la Justicia dispuso que las AFJP no realicen operaciones con sus activos durante siete días, ante denuncias sobre supuesta administración fraudulenta por la liquidación el lunes de bonos del Estado al conocerse la eliminación del sistema privado.

Perón advierte desde Youtube que la apropiación de los fondos de pensiones es un "asalto"
En medio del polémico proyecto de ley de estatización de los fondos privados de pensiones impulsado por el Gobierno argentino, un vídeo de un discurso pronunciado por Juan Domingo Perón hace más de treinta años se ha convertido en un arma arrojadiza entre defensores y detractores de la medida.

El vídeo con el discurso del fundador del Partido Justicialista (peronista) data de 1973, circula por YouTube y registra casi 3.700 reproducciones.

"Nosotros comenzamos a estudiar estos problemas cuando nuestros viejos estaban abandonados. No quisimos hacer un sistema previsional estatal porque he visto en muchas partes que estos servicios no suelen ser eficientes y seguros", sostiene quien gobernó el país de 1945 a 1955 y desde 1973 hasta su muerte, un año después.

Perón advierte que no se puede dejar "al Estado libre de una obligación que siempre mal cumple" y recuerda lo sucedido en 1956, un año después de su derrocamiento tras un golpe militar.

"En 1956, acuciado por la necesidad, el Estado echó mano a los capitales acumulados en las cajas (previsionales) y se apropió de ellos. Para mí eso simplemente es un robo, porque no era plata del Estado sino de la gente que había formado esas organizaciones", argumenta.

"Después de ese asalto -añadió-, los pobres jubilados comenzaron a sufrir las consecuencias de una inflación que no pudo homologar ningún salario ni ninguna pensión".

LA MÁS NOBLE DE LAS PROFESIONES COMO EL MÁS VIL DE LOS OFICIOS


Reproduzco a continuación una magistral columna de César Hildebrandt aparecida hoy en La Primera. Usos y abusos del lenguaje, de las formas y las poses, que pinta de cuerpo entero a algunos de nuestros más connotados jurisconsultos de los cuales nos ocuparemos en un siguiente post.

El derecho y el revés
Por César Hildebrandt

En una revista del Colegio de Abogados de Madrid ha aparecido una lista de intervenciones abogadiles y jurisperitas que son para matarse de risa. Son frases escogidas a lo largo del tiempo y, claro, son la excepción y no la regla. Porque, por lo general, tanto en Madrid como en Lima, los abogados son personas inteligentes al servicio de una mentira particular.

“¿Estaba usted solo o era el único?”, preguntó un hombre de leyes a un testigo clave.

Mejor es esta solicitud de precisión:

“¿A qué distancia estaban uno del otro los vehículos en el momento de la colisión?”

O esta, abiertamente filosófica:

“¿Estaba usted presente cuando le tomaron la foto?”

O esta otra: “¿Usted estuvo allí hasta que se marchó, no es cierto?”

Y no digamos nada de este diálogo que de tan excepcional ya parece una calumnia:

Pregunta: Doctor, ¿verificó si había pulso?

Respuesta: No.

Pregunta: ¿Verificó la presión sanguínea?

Respuesta: No.

Pregunta: ¿Verificó si había respiración?

Respuesta: No.

Pregunta: Entonces, ¿es posible que el paciente estuviera vivo cuando usted comenzó la autopsia?

Respuesta: No.

Pregunta: ¿Cómo puede usted estar tan seguro, doctor?

Respuesta: Porque su cerebro estaba sobre mi mesa, en un tarro.

Ese es el lado humorístico del asunto. Lo natural, sin embargo, en el mundo de los argumentadores por recibo, es el lado oscuro de la vida: esa capacidad espantosa de defender con ardor aquello que no se cree, de gastar oratoria teatral atacando el punto de vista que, en el fondo, se sabe verdadero. Porque el día en que la justicia y el derecho se divorciaron tirándose el menaje, ese día nacieron los abogados.

La verdad es que mi madre siempre me dijo que yo podría ser un buen abogado. Creo que era porque estaba cautivada por Raymond Burr haciendo de Perry Mason o por Spencer Tracy haciendo de juez de Nuremberg. O, simplemente, porque creía que mi carácter alegoso podía hacerme famoso en el mundo de las batallas legales.

Yo sentía horror ante la posibilidad de que me fuera impuesto estudiar Derecho. ¿Perder mi vida, el gusto por las letras, mi pundonorosa capacidad para el ocio mientras me sumergía en códigos que debía de memorizar y revisar cada año a ver cómo y en qué habían cambiado? ¿Gastar la finita memoria no para grabarse a Miguel Hernández sino para estudiar qué rendija del código tributario podía emplearse en liberar a tal zamarro?

Y es que sólo en la aséptica ficción de Perry Mason el abogado era un fiel servidor de la decencia. Siempre tuve la certeza de que la raza de los abogados carecía, como mecanismo de defensa surgido de la evolución, de todo instinto ético, de todo amor por la verdad (o como diablos se llame ese misterio que atrae a los otros mortales), de toda devoción no dineraria.

Por eso quizá me hice periodista, que es un modo modesto de emplear el lamparín de Diógenes para iluminar el aquí y el ahora.

Y a lo largo de estos años, la peor gente que he visto, la calaña de gente que está en el vestíbulo del Dante esperando a cobrarle la minuta, viene del mundo de los abogados. Rapaces disfrazados de juristas, constitucionalistas que adularon al golpista, tribunos que sólo piensan en cobrar, los abogados son los que, a semejanza de ciertas señoras de alquiler, jamás le dicen no a un cliente.

Por lo tanto, ya sean O.J. Simpson o los monstruos del grupo Colina, los jerarcas nazis o la banda de Fujimori, todo canalla de este mundo tendrá su acérrimo bufete, su jauría de argumentadores que aullarán incisos, parágrafos, casuísticas, y demostrarán, en el universo pútrido del expediente, que ese crimen no fue crimen sino convergencia de fatalidades, que tal pederasta no lo era sino que había citado una frase de Jesús sobre los niños, que el ladrón no es que robó sino que olvidó devolver y que la hiena que enloda a cuantos puede no es que enloda sino que masajea con barro reparador.

Con excepción de unos cuantos, quienes defienden inocentes en las ONG, los que honran la memoria de Laura Caller- los abogados que conozco me merecen el más intenso –sí, ya sé: y también el más inútil- de los desprecios. Sin ellos, no seríamos el país de pleitistas enrevesados que nos gusta ser. Sin ellos, dos tercios de la corrupción que nos hunde se desvanecerían de inmediato. Sin ellos, que mezclan Rashomon con butifarra, no habría verdades “subjetivas” por encima de toda norma civilizatoria. Sin ellos, en suma, tendríamos menos leyes y más humanidad.