viernes, 18 de diciembre de 2009

LA CHICA DE LA BOUTIQUE


ALDITUS MARIÁTEGUI, el mastín gobiernista, el mamón de los Agois y de paso director periodístico de su pasquín... se zurró, se orinó de la emoción cuando esa calificadora con nombre de boutique neoyorquina: Moodys, nos dio un "grado de inversión". Pero el muy despistado, como siempre, o no lee o no quiere leer completo el informe. El dichoso grado de inversión es solo el mínimo escalón de 9 para llegar al nirvana capitalista de la triple AAA, que es el nivel en el que el gran capital da dinero con un simple guiño. Si bien Moodys, como no podría ser de otra manera, pondera nuestra estabilidad macroeconómica, también recuenta que somos uno de los países con los más bajos niveles de renta per capita de la región y con una desigualdad social propia de países mínimamente desarrollados y no emergentes. La distribución de lo ganado en estos pocos años es un latigazo a la equidad. Pero en lo que tampoco repara el excecrable nieto del amauta, es el nefasto papel que les ha tacado vivir a estas calificadoras privadas de riesgos en la tercera megacrisis del capitalismo, cuestionadas por ponderar por ejemplo los famosos valores "tóxicos", hipotecas basura o subprime, que por lo menos quebraron a más de la mitada de los bancos gringos e hicieron reaparecer al Estado solo para tirar el salvavidas.


Aldito, infórmate (Bestia!!!)


Mala nota a calificadoras de riesgo
Standard & Poor’s, Moody’s y Fitch quedaron en la mira de países europeos, en especial de los del Este. Estos gobiernos emitieron un comunicado que sostiene que esas compañías ignoran la situación económica y dan lugar a interpretaciones erróneas.


Por Tomás Lukin
El margen de maniobra para las cuestionadas agencias calificadoras de riesgo se achica en Europa. La tríada compuesta por Standard & Poor’s, Moody’s y Fitch, responsables de haber evaluado como atractivos los activos estructurados con las hipotecas subprime, tendrá una reglamentación más rigurosa para operar en la Unión Europea. En las últimas semanas los informes de las calificadoras advierten el riesgo de un inminente estallido económico y político en los países del centro y este del continente que podría profundizar el escenario recesivo en las grandes potencias europeas. Ayer, seis bancos centrales de la región emitieron un comunicado conjunto en el que apuntaron contra los reportes de las agencias acusándolas de desestabilizadoras y reclamaron una visión menos homogeneizada de la región.
El acuerdo al que llegaron los embajadores de los 27 países de la región no es definitivo, ya que la reglamentación deberá contar con el apoyo del Parlamento Europeo, pero entraría en vigencia el año próximo. “Se pasa de una situación de no regulación a una situación de regulación”, explicó un diplomático europeo. La nueva legislación intentará limitar los conflictos de intereses entre las calificadoras y los emisores. Además, les requerirá a las compañías que demuestren de manera fehaciente que comprenden el riesgo de las deudas que examinan. Según las reglas propuestas, las agencias serán responsables de sus opiniones y podrían ser sancionadas con la prohibición de poner notas en toda la UE. Tampoco se les permitirá que cobren por asesorar en la estructuración de deuda emitida por los mismos gobiernos o empresas que califican.
En diciembre la Securities Exchange Commission (la SEC, el ente regulador del mercado bursátil de Estados Unidos) realizó algunas modificaciones en la regulación de las agencias que dejó gusto a poco a la luz de un lapidario informe que había elaborado la Comisión a mediados del año pasado. En ese documento la SEC critica la falta de rigurosidad, transparencia y consistencia en la evaluación. Durante la auditoría que realizó el organismo oficial, en las oficinas de las calificadoras encontró mails donde los “experimentados analistas” reconocían que sus modelos no captaban ni siquiera la mitad del riesgo de los activos evaluados. Luego de dejar en descubierto los problemas de las calificadoras, la SEC se limitó solamente a requerirles mayor transparencia y prohibirles calificar instrumentos financieros que ayudaron a elaborar.
“Todos los ingredientes para una crisis están en su lugar”, señaló S&P y Moody’s advirtió sobre el alto grado de exposición que tienen las subsidiarias de los bancos europeos más poderosos. Estos bancos prestaron (en moneda extranjera) 1,3 billón de dólares en la región y los deudores no están pudiendo pagar. “Esas profecías autocumplidas ignoran totalmente la situación económica de los países y dan lugar a interpretaciones erróneas que inevitablemente podrían afectar tanto a la región como a todo el continente”, sentenció el comunicado conjunto de los bancos centrales de Eslovaquia, República Checa, Rumania, Bulgaria, Hungría y Polonia. Para las autoridades monetarias de esos países las filiales de los bancos de Europa occidental no están tan expuestos como informan las calificadoras.
Los países del este de Europa están al borde de un estallido similar al que atravesó Argentina en 2001. El combo oriental incluye tipo de cambio apreciado, fuga de capitales, profundos déficit en cuenta corriente, gobiernos que se caen, saqueos, los condicionamientos del FMI y la presión de las agencias que les reducen la nota indicando un mayor riesgo de default. Los bancos centrales criticaron la visión “simplificada y errónea” que tienen las calificadoras y señalaron que la región no es “homogénea”.
En tanto, en España se conoció el informe que el gobierno preparó para llevar a la próxima reunión del G-20 en Londres. El país ibérico, que no pertenece al grupo pero que estará presente en el encuentro, propone que los bancos estén obligados a informar sobre sus riesgos y las retribuciones de sus ejecutivos. Mientras que un grupo importante de países miembro del grupo busca impulsar una reforma en la estructura de poder del organismo, España plantea convertir al FMI en el ente supervisor del sistema financiero.